Hace un año divulgamos los títulos aparecidos durante los veinte primeros meses de Ediciones Azimut.
He aquí un vídeo con algunas de las obras de este sello:
Nos proponemos ahora difundir los libros publicados durante los últimos trescientos sesenta y cinco días, organizados por colecciones, cada cual con su sinopsis:
COLECCIÓN 5 Y ACCIÓN (dedicada al cine):
SINOPSIS:
Cuando
leo las opiniones de la crítica cinematográfica, o las escucho en la radio,
observo que se hacen análisis demasiado endogámicos, quizá porque los elementos
intrínsecos del Séptimo Arte, como la interpretación, el montaje, o los guiones
dificultan la intuición de los logaritmos filosóficos en que se inscribe el
cine de calidad. Se impone, pues, expandir el horizonte fílmico más allá de las
secuencias gráficas. Un ensayo en el que cada película analizada componga una
folía trascendental.
Para
ello se han elegido largometrajes de todos los continentes habitados, se ha procurado
dar cabida a un gran número de géneros cinematográficos y se han buscado
películas memorables que enlazaran con determinadas cuestiones ideológicas o culturales.
COLECCIÓN KANDIS (dedicada a los viajes):
SINOPSIS:
“Lo que llamamos en otros pecado,
consideramos en nosotros como experiencia”, Ralph Waldo Emerson. Así empieza
todo, con una frase impresa en un marcapáginas que va pasando de mano en mano
insertado entre las hojas de un libro o escondido en un cajón de un hotel. Ése
es el eslabón de papel de la cadena que engarza a los personajes de esta
novela. Cada persona que lo recibe lo lee y lo interpreta de una manera
distinta según su forma de ser y sus circunstancias. Es el nexo de unión entre
los personajes: la madre cuya maternidad es su razón de ser, el psiquiatra que
recuerda un episodio de su niñez, la joven que viaja en tren, el hombre que
propina una patada a su propio perro…
Una variada gama de personajes e
historias que no dejarán indiferente al lector, que le llevarán a pasar de un
lugar a otro y de una mente a otra en un viaje intenso.
Como dice Helen en el capítulo “Navegar”: “¿Cómo vamos a
considerar pecado nuestra experiencia si nosotros sabemos por qué hacemos lo
que hacemos? Si, tristemente, somos conscientes de que no hemos tenido ocasión
de hacerlo mejor, de actuar de otra manera”.
El mundo por sombrero, de Francisco Javier Rodríguez Barranco
Se trata de la crónica bastante caleidoscópica de un viaje alrededor del mundo organizada en dos tomos:
TOMO I: Del Gran Bazar al mar de Coral
TOMO II: De las antípodas a Salvador de Bahía
Imágenes
caleidoscópicas, sí, puesto que, tal y como descubrirá con facilidad el lector,
varias son las opciones desde las que
cabe abordar la lectura de este periplo circumplanetario:
—En primer lugar, todos los
comentarios Facebook mediante los que mantuve entretenidos —espero— a mis
incondicionales seguidores y que no he tenido el menor pudor en recopilar
minuciosamente para integrar el cuerpo de este libro. Propondría para
etiquetarlos el vocablo “desvaríos”.
—Un segundo bloque de textos lo
componen aquéllos que aparecen bajo el epígrafe LIBRO DE NOTAS y que sí se
aproximaría bastante a lo que convencionalmente se entiende como un diario de
viaje, si bien de manera muy poco disciplinada. Con todo, utilizaría para
categorizarlos el término "reflexiones".
—Una tercera posibilidad es la de
las narraciones que con mayor o menor fortuna se me iban ocurriendo mientras
transcurría el viaje, también de manera bastante irregular. Relatos breves e
incluso microrrelatos, que fácilmente pueden englobarse mediante el lexema
"ficciones".
Ahora tan sólo espero la
benevolencia de sus opiniones.
¿Que
por qué me gusta viajar? Facilísimo. ¡Ojalá todas las preguntas fueran así de
fáciles! Me gusta viajar porque en esos momentos me sucede como en los
carnavales, sólo que al revés, puesto que en estas fechas la gente se enmascara
en lo físico para desenmascararse en lo psicológico, siendo así que cuando uno
está fuera, rodeado de gente extraña en un contexto que no es el nuestro
habitual, es como si desapareciera súbitamente ese pesado lastre del papel que
se supone que tenemos que cumplir constantemente en nuestras coordenadas de
referencia. Con otras palabras, cuando estamos de viaje, nos quitamos la
máscara psicológica para ser físicamente lo que de verdad nos apetece ser, sin
rendir cuentas a nadie y casi que me siento tentado de afirmar que cuando nos
vemos a solas con nosotros mismos en otros lugares favorecemos la presencia de
ese niño que todos llevamos dentro. Ligero, ligero, muy ligero me siento cuando
viajo. Los viajes, además, permiten una perspectiva muy balsámica sobre las
inquietudes de la cotidianeidad. Casi nada, ¿verdad?
Se trata de un libro de autoría colectiva de escritores naturales o afincados en Málaga capital y provincia.
SINOPSIS:
Uno viaja y normalmente lo hace en
avión, sobre todo para trayectos internacionales, pero luego se pone a pensar y se da cuenta de que en verdad un viaje en
avión se diferencia de otro en los uniformes de la tripulación, si es que uno es
capaz de recordar dicho detalle, pues tampoco son diferencias esenciales: si al
menos usaran los trajes típicos del país donde está matriculada la aeronave.
Considero por ello que la gran
epopeya de los viajes se vive en los trayectos por superficie, aunque no sea
nada más que un pequeño recorrido de una localidad a otra, y dentro de estos periplos
sobre la cara del mal llamado planeta Tierra permitidme que declare mi
veneración por el agua, puesto que el mar en su más amplia acepción es el
espacio natural para la aventura, pero también para la evocación intimista. El
mar es fuente de vida en el sentido de la evolución biológica, pero también, el
eje de la subsistencia cotidiana. En el caso particular del Mediterráneo, ya
sabemos todos lo que el mar significa. El mar imprime carácter a las personas
que viven junto a él, porque el mar es cada día un nuevo mundo ante nosotros:
el mar como nostalgia, el mar como bálsamo, el mar como ironía, el mar como
lucha, el mar como leyenda. Pero no veremos rayas, porque, de verdad, ¡qué mal
le sientan las rayas al mar!
El mar, en definitiva, es lo que nos
une y no lo que nos separa y eso es exactamente lo que el generoso lector
encontrará en este libro.
COLECCIÓN MEDUSA (para libros de excepcional calidad literaria):
SINOPSIS:
En estas páginas
encontrará, querido lector, una poesía y veintún relatos impregnados de trozos
de vida, de imágenes y vivencias, en las que cada narrador ha volcado la
impronta que Cervantes nos dejó. Algunos de estos narradores ya tienen premios
literarios, incluso libros de relatos y novelas publicadas. La mayoría le
robamos tiempo a la vida para sentarnos a escribir, para poner sobre el papel
unas líneas, por eso esperamos que cada lector reinvente, revalorice y paladee
la esencia de cada uno de estos relatos.
La consigna que dio lugar
a este libro fue escribir un texto sobre alguno de los personajes de la obra de
Cervantes, traerlo a la realidad, o viajar en el tiempo hasta su época,
inspirarnos en alguna cita cervantina, o en la propia vida del autor, que fue
intensa y llena de aventuras. Como
homenaje al máximo exponente de la literatura española, compartimos estas
historias en una lectura colectiva, formada por integrantes de diferentes
colectivos literarios.
No debemos olvidar que el
propio Cervantes incluyó unos maravillosos relatos cortos dentro de El Quijote, como son el de “La Pastora
Marcela”, “El curioso impertinente” o “La historia del cautivo”.
Porque un relato no es un
relato hasta que alguien lo lee, y para su autor el hecho de ser leído, es
todo.
SINOPSIS:
Afirmar que Enrique Jardiel Poncela es
un autor de vanguardias es algo tan obvio como leer esta metáfora,
perteneciente a ¡Espérame en Siberia,
vida mía!: “Se acomodaron al aire libre, bajo un cielo que goteaba
estrellas”. Sin embargo, como todos sabemos, las vanguardias se propusieron
retorcer el cuello al cisne modernista, siendo así que, según denunció César
Vallejo, autor también de la imagen del cisne cuelliretorcido, a base de
preocuparse por construir una estética antiéstetica, desembocaron en una
preocupación excesiva por la forma sin contenido: antiforma, pero forma. Ése no
es el caso de Jardiel, todas y cada una de cuyas palabras son pinceladas del
alma humana. Por ello ofrecemos al lector El
amor es un microbio, un conjunto de piezas breves de teatro, aforismos,
poemas, artículos y cuentos publicados en la revista Buen Humor y Gutiérrez,
entre 1923 y 1929, todos ellos acerca de las travesuras del diosecillo ciego.
Manifestaba nuestro autor en la
semblanza que hizo de sí mismo en Amor se escribe sin hache que “publicar
y cobrar los versos sinceros es tan sucio como comentar la belleza de la mujer
que perfuma con sus cabellos nuestra almohada”; y tan insincero fue, que lo
hizo hasta consigo mismo, puesto que nos hallamos ante uno de los escritores
más románticos y con más calor humano que ha conocido la historia de la
literatura universal, que se valió, eso sí, de uno de los recursos más
afilados: el humor.
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