Y
si de la guerra del Congo hablamos, es necesario recordar el documental City of Joy (2016), de Madeleine Gavin,
que cuenta con entrevistas a:
-
Doctor ginecólogo Denis Mukwege Mukengere, que
luego en 2018 sería galardonado con el Premio Nobel de la Paz.
-
La activista Christine Schuler-Deschryver, cuyo
padre era belga y la madre congoleña, lo que no fue aceptado por la familia del
padre. Para Christine es motivo de vergüenza que su abuelo fuera un colonizador.
El padre, en cambio, sí mostró mucha mayor empatía por la población congoleña.
-
La cineasta Eve Ensler, que se había hecho
famosa en 2002 al dirigir el documental Monólogos de la vagina. Posteriormente
ha sido entrevistada para otros documentales, por lo que, se trataba de alguien
conocido, lo que no satisfizo inicialmente a Christine, que estaba harta de que
las celebridades llegaran al Congo para hacer fotos a sus habitantes como si
estuvieran en un zoo.
Denis, Christine y Eve son los
cofundadores de City of Joy, Ciudad de la alegría. Pero entre las
intervenciones de las mujeres acogidas a esta iniciativa se encuentra Jane
Mukunilwa, cuya historia es atroz, como las de las demás mujeres en ese
recinto. No es la única de ellas en intervenir, pero sí la que más lo hace y en
un momento dado, Jane cuenta que ella perdió la vagina y ahora solo tiene un
agujero.
El doctor Mukwege tenía un
hospital en Lemera, pero en 1996 soldados procedentes de Ruanda entraron en el
Congo, destruyeron ese hospital y mataron a todas las mujeres que están
ingresadas en él. Pero los soldados no son realmente soldados, sino milicianos,
que no tienen cultura ni nada que perder.
Por eso se trasladó a Bukavu y
abrió el hospital de Panzi.
En 2007 tuvo lugar la primera
reunión para crear City of Joy, que fue inaugurado en 2011.
Ante esa situación, grandes masas
de población se han desplazado hasta Bukavu, dejando las manos libres a las
grandes multinacionales de muchos países occidentales y China para poder
explotar las minas a su antojo, en busca, entre otros, del coltán, que es muy
apreciado para la fabricación de ordenadores.
Tan sencillo y tan espeluznante
como eso.
Lo que se busca con la Ciudad de
la Alegría es que las mujeres que han sufrido tan espantosos ataques puedan
transformar el dolor en fuerza, según consta en el lema de esta institución. Cambiar
la mentalidad para afianzar a la mujer en su derecho a existir. Superar el
miedo. Que estas chicas que han sufrido tanto sean líderes de sus comunidades.:
llevará tiempo, pero es algo en lo que Christine, Eve y el doctor creen. Que no
sean siempre infelices, que superen esos traumas y sean mujeres líderes, que
son capaces de desarrollar su vida y enseñar a otras mujeres a desarrollarla.
Hay que detener la violencia como estrategia bélica, detener las violaciones
salvajes.
Eve insiste mucho en que ellas
sientan que ocupan un lugar en el espacio, porque de esa manera serán
conscientes de que están vivas y que su vida merece ser tenida en cuenta. Hay
talleres textiles, bailan, Eve desarrolla una actividad de risoterapia, un juego,
en realidad, y hay profesores de defensa personal.
También se les anima a contar su
historia, que cada una saque fuera todo el sufrimiento que llevan dentro, con
honestidad. Eve, por ejemplo, desvela
que fue violada reiteradamente por su padre cuando era niña, lo que a Jane le
hizo pensar que esas cosas también pasaban en Occidente.
¿Qué clase de futuro, se pregunta
el doctor Mukwege, puede esperar a los
niños que han visto como mataban a sus padres y violado a sus madres, muchas de
ellas asesinadas tras la agresión? Todo esto implica la destrucción total de la
familia y la comunidad. El doctor lamenta que los bosques ya no son el espacio
para el romanticismo, sino el escenario de la muerte y por ello ya nadie
cultiva nada. Christine por su parte recuerda que para una niña de cuatro años
que sobrevivió milagrosamente a una masacre y ha sido adoptada por ella la
mayor bendición es tener las piernas largas para huir mejor.
Una vez que terminan las actividades, las mujeres se gradúan y emprenden una campaña similar para ayudar a otras mujeres. Se citan los siguientes ejemplos:
Zwadi trabaja como abogada
defensora de las mujeres supervivientes de violencia de género.
Jackie ha creado cooperativas
agrícolas en el este del Congo y forma parte del equipo de seguridad de City of
Joy.
Sandra terminó la educación
secundaria y ahora estudia enfermería.
Rousseau dirige un hogar para
ancianas que se habían separado de sus familias.
Tulizo ha trabajado con niños que
se quedaron huérfanos por la guerra y terminó su formación como peluquera.
Jane es ahora trabajadora social y
líder en City of Joy.
Y la película finaliza con este
dato: 180 mujeres se gradúan en City of Joy cada año.
Fco. Javier Rodríguez Barranco
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